El tiempo cual ritual eterno
Agoniza en las noches agonizantes
las calles blasfeman regodeados de cemento y gritan palabras
gritan premuras en el tiempo todo evoluciona
y el viento silva divierte y escucha tiempos e instantes turbios
subterraneos acaviarados murcielagos muertos
aletean velozmente como predadores de ideales bañados de diversión y lamento
cuando su opulencia escondida
se flagela y se burlan de los necesitados
bajan a las cuevas vestidos de noches errantes cubiertos de madrugada
subtes acaviarados
comerciantes de anhelos
señalan mutismo incierto entre faroles y plazas
Desgarren entonces sus vestiduras
y vean la piel de lobo esconder el oro que habita en ellos
lloran lamentos
mientras que al amanecer el subterráneo acaviarado vuelve y reposa
en la blanda cama y pálidas sabanas de seda, mientras que la pobreza marchita se cubre con periódicos
vomitados de política y nutrida de esperanza
dormitando
entre bares, pistas, cerros y sembríos
alucinado
un estoico amanecer.
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