Suplico cual cruel plegaria…
¡ya no seas mármol frio que mata!
Si no gota de agua metamorfoseada
en herida sana,
y pregunto a tu alma…
¿Cuando levantaras tus ojos hacia mí?
Luz profana dilúyete en mí,
eternamente me arrastro ante tu
voz que emana silencio.
Tu esencia ya no forma la mía
y la tierra que pisas
ya no claman mis huellas heridas.
Soy el frio que dejas parada
en la orilla del polvo,
y duele la indiferencia que marchita
el deseo…¡Quiero ser lluvia de hoy!
Mi ayer se desvanece mientras el reloj,
seduce el pensar y la pregunta
resucita gimiendo…
¿Cuando levantaras tus ojos hacia mí?
Entre tus ramas aguardare
que tus pupilas se cobijen en mi latir
y silenciosa volveré a resurgir.
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