domingo, 11 de enero de 2015

Transfiguración



Alacranes de esperanza,

desgarran mi alma,

sedientos de fulgor,

aunque el diluido corazón

gima en lenta expansión  y llora,

llora…

por los días, sin años,

por las arenas del tiempo,

por los frutos perdidos,

y clama…, clama, entre la espesura de su espíritu,

entre sus heridas.

Ante el negro destino que

apaga las olas del deseo.

 

Desgarrando la grieta sangrante,

del vendaval corpóreo.

Y  las lágrimas de cristal se agitan,

cual estruendosas espadas

cayendo duras e inertes hacia la mancillada tierra.

Entonces,   valiéndome de la estrella roja

me agito,

me expando,
me diluyo,
me pliego,
suspirando cual desangrada amapola.
Hundiéndome en un remolino de espinas,
bebiendo del cáliz, del polvo, de mi carne,
emergiendo, transfigurándome, aleteando y volviendo a empezar.
 
 

 

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