Me quiebro cual cristal
bañado en el soñar
cubierto de lamento.
La herida mordaz cala el alma roída
colgándose de la noche oscura.
Protegiendo a la pálida luna,
y el mar sordo une tu mirada a la mía,
la húmeda mañana besa la cálida tristeza,
de mi lento latir olvidado.
Mis raíces se vierten en tu memoria, pero
solo el viento equivocado responde
…¡que importa si eres feliz!
Si vieras mis entrañas escucharías
la verdad de mi alma y
sólo tal vez volverías a mí.
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